jueves, 2 de octubre de 2008

Yo formo parte de la historia... Un ejemplo...

Me llamo Adoración Yuste Moreno, nací el cuatro de diciembre de 1923, en un pueblo de la provincia de Teruel. Así que tengo 82 años. Voy a contar un episodio de mi vida que sucedió cuando yo tenía 12 años, y que marco mi vida para siempre. A pesar de los años que han transcurrido, todo estos recuerdos vienen a mi mente como si los estuvieran viviendo ahora mismo.

Éramos una familia normal para como se vivía en aquellos años, felices dentro de nuestra pobreza, como todo el pueblo, menos unos cuantos que tenían muchas tierras y dinero. Pero eso, a nosotros no nos importaba nada, éramos felices dentro de nuestras posibilidades y limitaciones.

Éramos cuatro hermanos, tres chicas y un chico. Mi padre se alegró mucho con la llegada de mi hermano, pero esta alegría le duro poco, ya que mi hermano tenía dos años cuando a él lo fusilaron. Tengo que decir que durante toda la guerra civil, mi pueblo estuvo en manos de los nacionales y si que se despacharon a gusto. Mi padre era una persona trabajadora y buena, preocupado por sus hijos: que pudieran comer, que no faltáramos ni un solo día a la escuela, aunque esto último por las circunstancias en que tuvimos que vivir, no pudo cumplirse.

Mi familia paterna, mis abuelos Mariano y Ana, tenían cinco hijos:

- Mi padre Joaquín, que tenía cuarenta y dos años cuando lo fusilaron, trabajaba en el campo.

- Mi tío Domingo, trabajaba en la fabrica de harina, tendría unos 38 años cuando hicieron lo mismo que con su hermano.

- Vicente, que tendría unos 30 años, era el dueño de una tienda de frutas y verduras, y corrió la misma suerte que sus otros dos hermanos.

- Mi tía Adoración y mi tío Jesús que fueron los únicos que quedaron con vida.

La guerra civil, como todos los que somos más mayores sabemos, empezó el 18 de julio de 1936. Hasta entonces nuestra vida iba pasando sin que ningún acontecimiento significativo rompiera nuestra rutina.

El día 18 de julio de 1936, día del glorioso alzamiento nacional para algunos, en el pueblo, salieron a la calle cuatro niñatos y también algunos mayores, vestidos de falangistas con el brazo en alto, cantando el Cara al Sol y obligando a todo el mundo a que hiciera lo mismo. Desde entonces y aun ahora después de trascurridos 70 años, no puedo oír esta canción, y por desgracia para mí, durante mucho tiempo, toda la dictadura, fue muy frecuente el que en el momento menos esperado esa canción traspasara mis oídos. Dicen que cuando esto sucedió mi tío Domingo se negó a levantar el brazo y cantar el Cara al Sol, no sé si será verdad o no.

Varios días después de estos hechos, por la noche, empezaron a llevarse a personas de sus casas. Ya no regresaron jamás. Entre ellos, el médico D. Mariano, del que nunca más se supo. Tenía una casa muy bonita, que la incautaron. Su familia se marchó a Zaragoza.

También estaba la familia Gorriz, uno era el alcalde y su hermano. A estos los mataron en un pueblo cercano al mío, que se llama Villafranca del Campo. Estos hermanos, tenían un autobús pequeño, más parecía una diligencia y que servía para recoger a los viajeros que venían en el tren., y que también sirvió para llevar a los doce que fusilaron al matadero. Entre estos doce a los 3 hermanos, mi padre y mis dos tíos.

Personas del pueblo, acompañaban a la Guardia Civil, señalando las casas de los que tenían que liquidar. Todos estos romances de los pueblos, que tu me habías dicho, que yo te había dicho. No sé quién les lavaría el cerebro para hacer esto, porque casi todos eran analfabetos.

Lo más triste y lo más extraño, es que quienes hicieron esto tenían amistad con mi familia, y la gente del pueblo sabía quienes eran, porque en los pueblos se sabe todo.

El día 12 de septiembre de 1936, a personas que decían que eran de izquierdas, les hicieron ir al cementerio y junto a la valla en la parte de fuera, les hicieron cavar una gran zanja, humillándolos y diciéndoles que la hicieran más grande, porque sino no cabrían todos.

Ya he dicho el trabajo de mi padre y mi tío Domingo, mi tío Vicente tenía un establecimiento de frutas y verduras, y decía que no pertenecía a ningún partido político, porque tenía que comer de todo el mundo. ¡Para poco le sirvió!.

En vista de lo que estaba pasando, y por miedo, muchos se apuntarán a la Falange. Algunos cayeron en el frente.

Este 12 de septiembre, por la tarde, mi padre se fue a ver a sus padres. Serían las cuatro de la tarde, cuando en la Calle Mayor lo detuvo la Guardia Civil. MI madre se asusto cuando se lo dijeron, a pesar de que le dijeron que iba hablando normal con ellos. Al poco rato, le dijeron que también, la Guardia Civil se había llevado a Domingo. A Vicente lo detuvieron en su propia casa. Cuando entró la Guardia Civil a buscarlo, él no sabía lo de sus hermanos, y aún les dijo si les apetecía algo de su tienda, sin pensar en lo que realmente habían ido a buscar. Así fueron cogiendo a once personas, los llevaron a todos a la plaza, y allí estaba esperando el autobús de los hermanos Gorriz. Ninguno sabía el porque estaban allí, y a donde les llevaban. En esos momentos, venía el alguacil de la fuente con un botijo, era un hombre mayor, que tendría más de sesenta años. Le dijeron que faltaba uno para la docena y lo subieron en el autobús.

Serían las seis, cuando llegaron a la pared del cementerio, los ataron de dos en dos y los fusilaron.
Los enterraron fuera del cementerio, porque no se merecían estar dentro de un lugar sagrado.

Por la tarde, las mujeres del pueblo tiñeron camisas de color azul marino, unas más claras y otras más oscuras, como fuese, supongo que organizado por los de derechas, y así, todos los de izquierdas, también llevaron algo parecido al uniforme de falangista. Daban pena, quemados de todo el sol de verano, trabajando en el campo, mal vestidos, con unas voces de pánico. En esos momentos sonaron los disparos de los doce caídos.

...
Una vez acabada la guerra, se dieron cuenta de que a los doce que asesinaron, los habían dejado fuera del cementerio y que eso estaba mal, y los metieron dentro en otro hoyo, también pegados en la pared. Alguna buena persona, con una herramienta, en la pared, hizo una cruz, para que se supiera donde estaban. También, tengo que dar las gracias, a la persona o personas, que tampoco sé quienes fueron, porque allí, también han puesto doce frascos de nescafé con flores de plástico. Nosotros antes, íbamos muchas veces, ahora somos mayores y nos cuesta más emprender el viaje.

Todos los hermanos nos casamos con personas buenas y trabajadoras y con buenos empleos. Trabajaron mucho, para que sus hijos tuvieran estudios, y todos ahora están trabajando en buenos sitios, y son estupendos. Mis dos nietos, Oscar los dos, como mi marido, también están estudiando su carrera universitaria, y son muy buenos chicos.

http://www.aragonesasi.com/historia/dora.php

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